REPOSO PARA DEGUSTAR
Cualquier objeto del conocimiento, sea este para analizarlo y
disfrutarlo, se necesita reflexión consigo mismo y discusión con otros que lo
compartan, entre otras cosas.
Tomar un vino especial,
realizar una comida sugerente, ver una pintura, por ejemplo, son actividades que no solemos hacer a
diario. Si lo hacemos solos, pero mejor en compañía, y nos proponemos realizar
un análisis y un disfrute, pasando un tiempo, lo recordaremos
mejor.
Uno de los efectos del conocimiento de algo que deseamos es que lo memorizamos mejor y seguimos disfrutando inmediatamente y al cabo de mucho tiempo, incluso mucho tiempo después. El recuerdo.
Estudios varios de psicología sobre la memoria a corto plazo demuestran que recordamos mas/menos 7 elementos y opiniones como la de Marissa Meyer responsable de la experiencia en el uso de Google, cree, también, que recordamos bien tres cosas, algunos recuerdan hasta cinco y muy pocos hasta siete.
La propuesta es muy sencilla. Cada vez que tomemos un vino, comamos o vamos a una exposición de pintura, si reflexionamos ante ello y dialogamos con otros sobre lo mismo y sin prisas, lo conoceremos mucho mejor.
Pero para ello se necesitan dos cosas, por lo menos. Una, tiempo y otra, y muy
importante, que su número sea asequible a nuestra conciencia.
Tomar diez vinos en tres horas de distintas D.O., de uvas de varias zonas, etc. Menús degustación, de doce platos con multitud de sabores en dos horas. Exposiciones de innumerables cuadros en tiempo récord. Son ejemplos de lo contrario. No sirven para recordar porque van en contra de los límites de las capacidades de la naturaleza humana y por lo tanto no aprendemos y no disfrutamos.