martes, 31 de diciembre de 2019
sábado, 7 de diciembre de 2019
Aprendiendo a catar:guión ficha
FICHA DE CATA DE
VINOS
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Fecha de cata
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Lugar
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Nombre del vino
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Productor
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Región
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Variedad de la/s uva/s
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Alcohol
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Cosecha
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Precio
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FASE VISUAL
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Para comprobar la transparencia tenemos que
colocar la capa sobre un fondo blanco y bien iluminado: claro, cristalino, luminoso, fino, transparente,
cenagoso, opalescente, quebrado, lechoso, mate, fangoso, opaco, oscuro,
apagado, turbio, velado
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Color
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Intensidad
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La intensidad expresa la capacidad para envejecer que tiene un
vino. Cuando en un tinto el color es intenso, significa que el vino es rico
en taninos, cuerpo y extractos. Si es
débil y abierto, seguramente será ligero y corto en boca. claro / pálido /
mediano / oscuro.
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Tonalidad
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BLANCO: verdoso /
amarillo / amarillo paja/ dorado/ ámbar
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TINTO: rojo-púrpura /
rubí / granate / ladrillo / marrón
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ROSADO : rosa / salmón / rosa anaranjado
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Brillo
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Brillante,
vivo, luminoso, reluciente, alegre, abierto, nítido, mate, pasado, plano. Falta
de brillo indica falta de acidez.
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FASES OLFATIVA
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Intensidad del aroma: débil / moderado /
aromático / potente
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Tipos de aromas |
Aromas primarios o varietales: Proceden del propio fruto y del terreno. Se
desprenden de la superficie del vino y aumentan si agitamos
Entre los aromas afrutados, encontramos: Cítricos: limón,
naranja, lima o pomelo; Tropicales: el más típico es la piña; Frutas
blancas: la manzana o la pera; Frutos rojos: fresas maduras,
frambuesas, moras, arándano; Frutos
de hueso: albaricoque, melocotón; Frutos secos: las almendras o
las nueces; Fruta seca: ciruelas pasas.
Los aromas florales pueden ser: Flor de espino: recuerda
a una mezcla de almendra amarga y anís; Flor de acacia: aroma dulzón; Miel;
Azahar; Rosas; Violetas.
En cuanto a los aromas vegetales, podemos encontrar:
Pimiento verde; Hinojo: con matices anisados, Monte bajo:
aromas propios de tintos mediterráneos, donde predominan el romero, el
tomillo o el orégano; Heno: aromas de heno fresco recién cortado, Canela:
como aroma primario.
Aromas secundarios o de fermentación: Generados por el metabolismo de las levaduras y
bacterias lácticas (en el caso de vinos tintos). Bien a través de una
agitación suave y entonces por vía olfativa, o bien en contacto con la lengua
y agitarlo en la boca, aumentará la temperatura, y será por vía retronasal.
Aromas de
panadería: Son los procedentes de la fermentación alcohólica. Son característicos
los aromas de pan recién hecho, brioches, etc., aromas que proceden de la
fermentación de las levaduras, de la crianza sobre sus lías, etc.
Aromas
lácticos: tales como los aromas a mantequilla (en ocasiones se confunde con
avellana). Estos aromas surgen de la transformación del ácido málico en
láctico, aportando toques de yogur, queso o mantequilla.
Aromas terciarios: Desarrollados
durante el envejecimiento de los vinos, ya sea en barrica o en botella,
debido a la evolución de aromas primarios y secundarios. Estos aromas son
también conocidos como “bouquet”. Se pueden obtener por vía nasal, removiendo
la copa o por vía retronasal, al estar en contacto con la boca.
Aromas
empireumáticos. Son los propios de las sustancias sometidas a fuego directo. Pueden
proceder del tostado de la barrica, y son los siguientes: Cacao/chocolate,
pan tostado, frutos secos tostados.
Aromas a
madera. Entre ellos: Cedro: típico aroma de lapicero recién afilado; Balsámicos:
aromas propios de las resinas de pino o de eucalipto; Regaliz: aromas
que proceden de la madera.
Aromas a
especias. Existen diferentes aromas a especias y plantas aromáticas: Canela;
Pimienta; Vainilla; Coco; Clavo/nuez moscada/jengibre.
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FASE GUSTATIVA
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Entrada o ataque. Las primeras
sensaciones que notamos del vino son las táctiles, así como los aromas
fuertes. Los vinos jóvenes, sobre todo tintos, entran en boca con aspereza
(casi rascan o se "enganchan" debido a los taninos) y con gran
profusión de sabores, dominando los aromas primarios de la fruta que, sin
embargo, desaparecen más rápido. En cambio, los vinos viejos se notan más
densos, suaves y grasos, con aromas menos intensos pero más complejos y
elaborados, dominando los secundarios y terciarios que persisten más.
Evolución o paso de boca. En la boca el
vino pierde intensidad, que podemos recuperar entreabriendo los labios y
aspirando levemente para airearlo (al oxigenarse el vino recupera fuerza y
nuestros sentidos notan de nuevo las sensaciones con más intensidad). El
calor de la boca provoca unas reacciones que se resumen en una disminución de
potencia aromática y en un aumento de sensaciones táctiles; en conjunto,
mientras el vino está en la boca se va sintiendo la evolución de todas las
sensaciones en un corto espacio de tiempo en el que hay que concentrarse en
ello.
Impresión final. Al ingerirlo, el
vino provoca sensaciones distintas y recuerdos de diversa índole, pues hay
reacciones químicas que no se completan hasta que el vino se ha tragado. La
persistencia y calidad del recuerdo (el retrogusto o posgusto) son básicas pues
determinan el rechazo o deseo de volver a beber; en los vinos viejos
dependerán en gran parte de los aromas terciarios. Según el recuerdo que
dejen se habla de vinos cortos o largos, con más o menos recorrido. Si es
necesario, después de acabar los tres pasos podemos repetir el proceso para
verificar o ampliar percepciones.
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Intensidad: La
fuerza con la que nos sorprenden los sabores en la boca. Débil /
moderado / potente
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Cuerpo: es
el conjunto de sensaciones táctiles que el vino produce en el paladar, debido,
sobre todo, a su astringencia, a su graduación alcohólica y a la consistencia
del líquido. muy liviano / liviano / medio / mucho cuerpo
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Armonía:
equilibrio entre los distintos sabores: acidez, amargo, dulce
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Persistencia en boca: Cuando lo tragamos o lo escupimos, el vino deja un
recuerdo en la boca, que puede durar más o menos tiempo, con más o menos
intensidad. Poca /
Media / Mucha
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Taninos: nos
transmiten el nivel de maduración de las uvas,
la estructura del vino, la calidad de la madera donde
se ha criado y también nos permite averiguar qué posibilidades de
envejecimiento le quedan.
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Nivel: ninguno / débil / mediano / alto
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Tipo: suave / astringente / duro
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Los sabores
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El
sabor dulce: Cuando probamos un
vino en la fase gustativa, la fuerza con que recibimos el sabor dulce es
máxima al principio, para luego diluirse en la boca debido a la saliva. El
sabor dulce viene dado por los azúcares y el alcohol de la fermentación,
influyendo en la suavidad, ligereza y volumen del vino.
El
sabor salado: Se aprecia
rápidamente con una duración en boca muy corta. La proporción de sustancias
saladas en el vino es de 2 a 4 miligramos litro, aportadas por los ácidos,
pudiendo en algunos casos aumentar el frescor de su sabor.
El
sabor ácido: En un primer momento
percibimos un ligero sabor ácido, que crece con fuerza en boca, para justo
después estabilizarse y desaparecer. En una segunda cata el sabor ácido se
hace más apreciable. La acidez es esencial para apreciar la estructura de un
vino, y totalmente necesario para que envejezca durante la crianza. Nos
aporta frescor, sabor afrutado y le da mucha intensidad al sabor.
El
sabor amargo: El sabor amargo es
el más lineal de todos, se conserva estable en la lengua mientras lo tenemos
en boca. El sabor amargo es aportado por los polifenoles, dando sensación de
amargura y astringencia. Estas sustancias son totalmente necesarias para el
desarrollo del vino, siendo más abundantes en los tintos.
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