domingo, 16 de octubre de 2016

Esto es comer ..

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Llegaron inmediatamente las cráteras de vino -naturalmente de reserva familiar, incomparable con el vino legionario almacenado en el puerto-, y se escanciaron el vino con nieve,  el vino de especias, el vino con miel, para dar paso a las primeras bandejas de entremeses. La música seguía sonando, pero las voces empezaban a subir de tono: sobre las mesas se fueron distribuyendo los dátiles fritos, las ostras, los huevos de gallina y codorniz con garo, el pastel de mejillones, las tortas de pan, las huevas de bacalao, los espinazos secos de atún criados con bellotas, las golosinas de sartén flambeadas con licor, las torres de langosta y bogavante, las cazuelas de pulpos marinados, los sorbetes, las tajadas de melón, los embutidos ceretanos... Publio estaba aturdido por los olores y sabores de aquella cena; con el codo, disputaba su espacio en el triclinio con un grueso funcionario de maneras toscas, y no dejaba de pensar en Mamia e Idana, en sus frugales comidas de diario con ellas, cada vez que deslizaba algún bocado en su servilleta de convites, como por otra parte hacían incluso algunos de los invitados del triclinio principal.

Siguieron varias clases de asados, servidos en los mismos espetones, que los esclavos trinchaban siguiendo las indicaciones y apetencias de la gente, y se sirvieron más guisos sólo aptos para estómagos fuertes en los que nadaban las ubres de cerda rellenas, las tortas crujientes de mollejas, las empanadas dulces de pichón, los escabeches de jabalí y de liebre.
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Extracto del libro Hay luz en casas de Publio Fama. Autor Juan Miñana.
Editorial. RBA Libros
ISBN: 9788498674415